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Escrito por Anna Ochmann
¿Sabes qué es el Punto Nemo?
Es el nombre común del polo oceánico de inaccesibilidad (48°52,5’S 123°23,6’W). Se trata del punto geográfico en el océano que está más alejado de cualquier masa terrestre. Se encuentra en el Océano Pacífico Sur y recibe su nombre en referencia al personaje principal de Julio Verne, el Capitán Nemo.
Para mí, el Punto Nemo podría ser una construcción figurativa que simboliza el destino al que intentamos llegar en nuestras discusiones sobre los desafíos del futuro. Esto incluye cuestiones clave como la educación moderna o la inteligencia artificial. Nos alejamos cada vez más y más de una «tierra» firme y familiar, así como de soluciones probadas elaboradas antes de la pandemia de coronavirus, la crisis económica o la crisis climática. En su lugar, nos adentramos más y más en el mundo de la modernidad líquida, caracterizado por su naturaleza fragmentaria y efímera.
VUCA – este acrónimo, que describe esta realidad, fue creado hace casi 40 años (en 1987) y parece más preciso y actualizado que nunca. La volatilidad, la incertidumbre, la complejidad y la ambigüedad se están convirtiendo en sentimientos cada vez más comunes, y probablemente nos abruman a todos hoy en día. Al mismo tiempo, necesitamos como nunca antes una planificación a largo plazo, un pensamiento innovador, decisiones políticas valientes que se tomen de forma colectiva, en lugar de ser impuestas por un grupo privilegiado de personas que toman las decisiones escondidos en sus oficinas. Necesitamos decisiones que, por un lado, tengan en cuenta las necesidades humanas, pero que también se basen en principios éticos, especialmente ante el avance tecnológico y los recursos naturales limitados del planeta.
Debemos abordar estas cuestiones con urgencia, ya que están vinculadas al rápido desarrollo de nuevas tecnologías y al progreso en campos como la biotecnología.
Estos dilemas éticos surgen de la reflexión sobre un universo híbrido, en el que los seres humanos, el tiempo y la información se fusionan en un interminable ciberespacio digital. Estas consideraciones son necesarias para sentar las bases de nuevas políticas públicas, incluidas aquellas que afectan a la educación en la actualidad.
El arte y la cultura, en un mundo de incertidumbre y la contingencia, nos presentan un PUNTO NEMO específico al deconstruir los significados de estas nociones una y otra vez y al llegar a diversas interpretaciones . Sin embargo, el arte es a menudo una especie de prueba de fuego. También se convierte en un comentario sobre las condiciones económicas y sociales, y recientemente, sobre el cambio climático. La tecnología, a su vez, se está convirtiendo cada vez más en una forma de expresión artística o en una herramienta creativa para los artistas. Los artistas experimentan cada vez más audazmente con la inteligencia artificial (IA), realidad virtual (VR) y realidad aumentada (AR). Cada vez es más frecuente el uso de elementos provenientes de la biología, la biotecnología o la ecología. [1] Experimentan con artes generativas, bioarte, mapeo 3D y trabajos controlados por ondas cerebrales. [2] Los creadores de la tendencia señalan el desmaterialismo como una de las tendencias del futuro en el arte. Ésta es la idea de que es una impresión o un sentimiento lo que se convierte en arte, no un objeto materia.
El arte postdigital es otro término clave que ha ganado relevancia en los últimos años. Mel Alexenberg, en “El futuro del arte en una era posdigital», define este concepto como el arte que busca humanizar la tecnología digital. Esto implica la interacción entre los sistemas digitales, biológicos, culturales y espirituales, entre el espacio real y el ciberespacio, entre las tecnologías avanzadas y la atención personal («experiencia de alto contacto»), así como la relación entre lo local y lo global, entre la autorreflexión personal y los significados culturales, políticos y sociales. El concepto de postdigitalidad abre un debate sobre la naturaleza de la participación, la interacción y la cooperación, así como sobre el papel del artista. Este término no solo describe el mundo del arte, sino que también parece definir con precisión nuestra relación actual con la tecnología.
En los últimos años, artistas han creado numerosas obras interesantes sobre los desafíos de la digitalización y su visión del futuro. Ejemplos interesantes pueden encontrarse en el proyecto “El futuro del arte en una era posdigital Dieciséis artistas contemporáneos predicen el futuro”[5], o en la exposición *Punto Nemo *(!) de Paweł Janicki, organizada en la segunda mitad de 2020 en el WRO ART Center. [6]
Tal vez sea la intuición de los artistas la que nos ayude a navegar hacia el desconocido polo de inaccesibilidad, nuestro propio Punto Nemo.
[1] An interesting example of an artistic commentary on an environment which has been irretrievably changed by industry and the policy of economic development is the “classic” art work by Diana Lelonek “Center for the living things” 2016
http://wro2017.wrocenter.pl/en/works/instytutdlazywychrzeczy
[2] ‘Crystal Universe / FUTURE WORLD: WHERE ART MEETS SCIENCE’ Singapore 2016 – Permanent ArtScience Museum https://youtu.be/HYrKVUYNO9U and https://www.teamlab.art/e/artsciencemuseum
[3] Alexenberg, Mel, (2011), The Future of Art in a Postdigital Age: From Hellenistic to Hebraic Consciousness. Bristol and Chicago: Intellect Books/University of Chicago Press; ISBN 978-1-84150-377-6.
[5] “What Will Art Look Like in 100 Years? Sixteen Contemporary Artists Predict the Future” http://momus.ca/what-will-art-look-like-in-100-years-sixteen-contemporary-artists-predict-the-future
[6] Paweł Janicki “Point Nemo” exhibition trailer, WRO Art Center https://vimeo.com/443056141